Busquets recibió una entrada a los pocos minutos de ingresar en el campo en sustitución de Puyol, quedó tendido en el suelo, en principio sin hacer gestos de dolor; mientras se acercaban con grandes aspavientos con los brazos tanto Adriano como Cesc, estos pronto se quedaron como petrificados al llegar junto al caído Sergio Busquets: habían visto el corte terrible sobre la rodilla. Enseguida llegaron las asistencias al punto donde estaba tendido el jugador y se ordenó el ingreso de la camilla en el mismo; los médicos comunicaron al banquillo la inminencia del cambio y por hilo interno, desde el banco, la inmediata puesta a punto de un transporte rápido al hospital.
La herida estaba situada en un lugar muy peligroso en especial para los deportistas, la rodilla. Y aunque en un principio se temía una máxima gravedad, se pudo comprobar en el hospital que el corte era limpio, pero con una profundidad que no llegó a afectar los elementos articulatorios de la rodilla.
Busquets ingresó de esta manera en el capítulo de las lesiones horribles, aunque pronto se recuperó y volvió sobre los campos. El 15 de enero, solo unas semanas antes, había cumplido su partido 100 con el Fútbol Club Barcelona.
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