Guerra total Mourinho Total Krieg Guardiola Real Madrid c´est la guerre Fútbol Club Barcelona en guerra Времена на война vremena na voina
Guardiola avanza como un Napoleón invencible con el Fútbol Club Barcelona. Solo a los 40 meses como entrenador en primera división del equipo catalán, su currículum superaba de largo a todos los entrenadores de fútbol hasta la fecha: del fútbol mundial.
Ha conquistado 13 títulos nacionales e internacionales de 16 posibles. 40 meses como entrenador y Pep Guardiola había elevado el fútbol a una nueva dimensión: causa admiración en el mundo entero el sistema Guardiola. Sólo le queda un enemigo, Jose Mourinho.
Pep Guardiola ha visto cómo un entrenador le arrebataba dos títulos: una Copa del Rey y una Liga de Campeones. El nombre de este entrenador es José Mourinho. Cada vez que estos dos nombres se cruzan, saltan chispas y se desencadenan tormentas.
Últimos antecedentes directos
Es cierto que cada semana -y cada día- se miran de reojo en televisiones, se leen a escondidas en prensa, y se escuchan a hurtadillas: ¿qué dijo el de Madrid? ¿cómo reacciona el de Barcelona? Cada día, cada hora, potentes oficinas de prensa de uno y otro club escudriñan los cielos, velan armas, preparan ataques, se estudian día y noche. Se aprestan al choque directo.
Tormenta perfecta en "el clásico"
Cuando ambos equipos miden sus fuerzas sobre el terreno, además de la dimensión deportiva, los días previos y posteriores al choque sirven para reabrir viejas heridas, y echar sal en las mismas. O veneno. Ni Guardiola ni Mourinho regatean cicuta el uno para el otro. Un 10 de diciembre, 2011.
Porque esto va de Guardiola y de Mourinho. En el último clásico, aunque el FC Barcelona llegaba en segunda posición, y con el chasis de equipo invencible otra vez abollado, esta vez con una increíble derrota en Getafe, una localidad a las afueras de Madrid, Guardiola derrotó a Mourinho en la hierba del Bernabéu con un rotundo 1-3. Y esta vez, once contra once. Mourinho salió herido en su orgullo del encuentro.
Madrid crecido, real revolcón
Llegaba el Real Madrid crecido al choque. Líder, con ventaja. Con orgullo recuperado. Con mejor resultado anual que el Barcelona a puntos y goles, y sufrió el primer jarro de agua fría lanzado por el delantero de la Selección David Villa "ganaremos en el Bernabéu." Y ganaron.
Mourinho fue herido en el envite. Cristiano Ronaldo, resultó silbado "en su propio estadio" en lenguaje taurino se llevó varios revolcones y terminó "empitonado de gravedad" también en su orgullo. Casillas quedó tocado. Y Ramos. Y Lass. Y... para parar la sangría, Mourinho eligió un chivo expiatorio, Özil, a quien cargó con la responsabilidad de la derrota.
Mundialito de clubes
Y llegó el Mundialito de clubes, una semana después. La décimotercera corona para el Fútbol Club Barcelona. La consagración Mundial del sistema Guardiola, con una pirueta increíble: ganó la final sin delanteros y le encajó cuatro goles al Santos, el campeón brasileño.
Cierta prensa de Madrid rugía de placer a favor del Barcelona y en contra del Real Madrid; sobre todo en contra de Mourinho. Mourinho hervía: "han sido dos partidillos". Y Alves, al que algunos aficionados de fuera de Madrid le definen como el 'Pepe azulgragna' echó sal en la herida "la envidia es muy mala" referido a Mourinho.
Volvemos al Mundialito de clubes
La victoria del FC Barcelona se produjo sin delanteros. David Villa sufrió una rotura de tibia, fue retirado en camilla y trasladado de urgencia a la capital catalana para ser operado. El chileno Sánchez estaba lesionado. Pedro, la otra baza atacante que tan buenos resultados dio hacía dos años, recién salido de una lesión. Quedaba Cuenca. Un joven inexperto, y Guardiola retiró la responsabilidad de liderar el ataque de las espaldas del joven Cuenca. El FC Barcelona se había quedado sin delanteros para el gran partido.
Si Guardiola consideraba inmaduro a Cuenca para el ataque; Pedro estaba en baja forma recién salido de la lesión, y los arietes máximos, Villa y Sánchez descartados; no quedaba otra opción que sacar a la gente disponible. Y la gente disponible era el centro del campo, puesto que meter uno o dos defensas más hubiera sido renunciar al toque para atacar.
En esta circunstancia, Guardiola tiró de banquillo y se encontró con un equipo inédito en el mundo, un portero; tres defensas -como acostumbra- y siete centrocampistas, siete.
Mourinho definió el mundialito como "un par de partidillos." Son los antecedentes de dos hombres que están marcando una época del fútbol. Guardiola, en catalán, Hucha, Reserva en castellano; Mourinho, por su origen, su apellido sería Moro en castellano. Se observan, leen, escuchan, oyen y vigilan en la distancia.
Igual que el entrenador obliga a calentar con toda energía a un jugador para sorpresivamente utilizar a otro 'semi' calentado, las dos estrellas del firmamento futbolístico se estudian con astucia en la distancia.
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