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8/5/11

Los mayores llorones del mundo. El Wall Street Journal escribe sobre el FC Barcelona


Artículo del Wall Street Journal, que sigue siendo uno de los más leídos del mundo este mes -enlace, más abajo-.
"The World's Greatest Whiners"

Incluso si usted no puede distinguir un equipo de fútbol europeo de otro, no es difícil encontrar lo que es excepcional en el FC Barcelona. Este equipo juega con una cegadora combinación de talento y maestría que reconocería hasta los que no son recién llegados al fútbol.

Pero el martes -3 de mayo-, cuando el Barcelona compita (compitió) con el Madrid en el partido de vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones de la UEFA, este súper-equipo está a punto de causar un daño grave y posiblemente duradero en su misma reputación.

El problema tiene su origen en el comportamiento de sus jugadores, que últimamente podemos incluir en tres categorías diferentes.

1.- Por el tipo de gritos, gimoteos y pataleos que uno espera de un niño pequeño.

2.- Frecuentes miradas hacia el cielo para evitar ser perseguidos por árbitros infieles.

3.- Tendencia a reaccionar a cualquier choque con un jugador oponente con contorsiones truculentas cual Desdemona en su lecho de muerte en el acto final del Otello de Verdi.

Este crescendo en las quejas, que subió hasta los titulares la pasada semana después de la victoria del Barsa por 0-2 frente al Real Madrid, parece ser parte de una campaña medida para obtener decisiones arbitrales más favorables- o para acelerar el proceso de ver a los jugadores contrarios expulsados-. Algunos observadores señalan que ha aparecido oportunamente en un tiempo en el que la potente ofensiva del Barsa se ha ralentizado y el equipo se ha vuelto cada vez más dependiente de goles logrados con golpes francos y jugadas ensayadas.

Pero lo que verdaderamente sorprende de estos estallidos de histrionismo es lo bien que parecen funcionar. En los 11 partidos de la Liga de Campeones de este año, el Barcelona ha cometido 127 faltas, es decir, 11,6 por partido, mientras que sus rivales han recibido 165 el récord del campeonato, o sea, 15 por partido. En otras palabras, los rivales del Barcelona cometen casi cuatro faltas más por partido, un desequilibrio que solo se repite con otros dos equipos entre los 32 que disputan el torneo.

El Barcelona ha recibido también solo 12 amonetaciones y una tarjeta roja, en comparación con las 27 amonestaciones y 3 tarjetas rojas para el Real Madrid. Su pares en la semifinal, Manchester United, que también consiguió una victoria por 0-2 en el partido de ida con los alemanes del Schalke, ha recibido menos tarjetas amarillas que el Barsa. Sin embargo, el Manchester United ha escuchado 142 golpes de silbato señalando falta, que está significativamente por encima de las 122 de sus oponentes. El Madrid no se ha desempeñado mejor: sus jugadores reciben una tarjeta por aproximadamente el 21% de sus faltas (en comparación con el 16% del Barsa).

La victoria pasada -ida en el Bernabéu- sobre el Real Madrid fue en uno de los partidos más difíciles de arbitrar del la Liga de Campeones esta temporada. En un partido típico de esta categoría en esta temporada, habría unas 29 faltas. Este partido llevó la cifra a un máximo de 46 faltas. En el total se incluyen 5 tarjetas amarillas y dos rojas, y en el total no se incluye la expulsión del entrenador del Madrid Jose Mourinho.

El punto culminante sucedió en el minuto 61 del partido, cuando el árbitro Wolfgang Stark expulsó al centrocampista defensivo Pepe por lo que parecía una dura entrada sobre Daniel Alves del Barsa.

Mientras Alves se retorcía de dolor en el suelo, las repeticiones de la televisión indicaban que Pepe no llegaba a rozarle -pero esto no detuvo a los jugadores del Barsa que se agruparon alrededor del árbitro para exigir que este expulsara a Pepe, quien está ahora suspendido para el partido de vuelta de la semifinal en Barcelona.

Después del partido, el entrenador del Madrid Mourinho dijo que la UEFA, la organización que supervisa el fútbol europeo, había cooperado en la victoria dle Barsa. El equipo pidió a la UEFA una sanción para Alves y otros dos jugadores del Barcelona por simular lesiones. (El lunes, la Uefa exoneró a los jugadores del Barsa y mantuvo la suspensión contra Mourinho y Pepe.)

No es ninguna novedad destacar que dejarse caer, hacer piscinazos y presionar a los árbitros ha sido largo tiempo una parte integral de la cultura del deporte favorito del mundo. Además, el pase rítmico del deslumbrante ataque del Barsa -el tiki, taka- empuja a los rivales a utilizar toda estrategia posible, incluyendo el contacto físico, para interrumpir lo que parece un interminable pase del balón entre los jugadores del Barsa.

Pero el Barsa puede ser el primer equipo en emplear esta estrategia para ganar la copa de Europa de campeones. "Es esta actidud", la de "somos los mejores del mundo, y cómo quieres quitarnos el balón" en opinión de Giorgio Chinaglia, estrella retirada del fútbol italiano en donde durante años se establecía el nivel de teatro en el campo. "Alves es el jugador que debió ser expulsado. Eres un jugador profesional de fútbol. ¿Qué haces retorciéndote en el suelo de ese modo?

Harry Redknapp, el entrenador de Tottenham Hotspur, el equipo londinense que llegó hasta cuartos de final, declaró que la teatralidad del Barcelona y su tendencia a presionar en grupo al árbitro con varios jugadores imitando el mismo gesto de mostrar tarjeta del árbitro, exagerando el impacto de las entradas, ha aumentado de manera cansina. "Cada vez que tomaba una decisión, había 10 jugadores alrededor del árbitro intentado conseguir la expulsión de algún contrario" declaró Redknapp sobre el partido frente al Real Madrid la pasada semana. "Esto no es jugar al fútbol."

Un portavoz del Barcelona no respondió a una petición hecha el lunes para hacer comentarios. Después del partido del Madrid de la semana pasada, el defensa del Barcelona Gerard Piqué declaró que su equipo merecía ganar. "Nosotros fuimos el único equipo que quería jugar al fútbol." La UEFA estudia una norma que prohibiría a cualquier jugador acercarse a cinco yardas de un árbitro.

Pero el Barcelona no es el primer equipo que utiliza la teatralidad para sacar ventaja. Algunos afirman que los italianos inventaron los piscinazos, y que los elevaron a la categoría de arte en los años 60 y 70. Pero entre los mayores estafadores en los tiempos modernos está el equipo de Alemania en los años noventa, cuando jugadores como Jürgen Klinsmann y Rudi Völler fueron capaces de llevar el arte del engaño a lugares más bajos.

En siete partidos de competición, los rivales de Alemania recibieron 17 tarjetas amarillas y 4 rojas- incluyendo dos en la final, lo que dejó a Argentina con nueve hombres. El único gol de aquel partido llegó en el minuto 85 cuando el árbitro mejicano Edgardo Codesal, concedió penalty frente a una caída de Völler en el área; Andreas Brehme, que más tarde dijo que aquello no era ni falta, marcó el penalty que les dió la victoria en el campeonato.

Para ganar el título de la Liga de Campeones, el Barcelona puede que necesite hacerlo mejor. En los primeros 25 partidos de liga esta temporada, el Barcelona marcó 76 goles, de los cuales solo 5 llegaron de juego abierto. Pero desde primeros de marzo, el Barcelona solo ha conseguido 11 goles en 8 partidos de liga, de los cuales el 45% procedían de jugada ensayada. Además, 8 de los 18 goles conseguidos en la Liga de Campeones de esta temporada han sido resultado de jugada preparada, entre ellos 6 goles de córner, lo máximo del torneo esta temporada.

Enlace al artículo original
Texto del artículo original
The World's Greatest Whiners
For All Its Artistry, Barcelona Has Prospered by Working the Officials; 165 Free Kicks in 11 Games

Barcelona's Daniel Alves reacts during last week's Champions League match against Real Madrid. Below, Referee Wolfgang Stark showing a yellow card during the match.

Wolfgang Stark showing a yellow card during the match.

Even if you can't tell one European soccer club from another, it's not difficult to see what's exceptional about FC Barcelona. This team plays with a dizzying combination of talent and artistry that you don't have to be a soccer snob to recognize.

But on Tuesday, as Barca takes on Madrid in the second leg of its UEFA Champions League semifinal, this superclub seems to be doing some serious and possibly lasting damage to its reputation. The problem stems from the comportment of its players lately, which falls into three distinct subcategories:

1) The sort of crying, whining and petulant foot-stomping one might expect from a toddler.
2) Frequent appeals to a righteous God to be spared persecution by infidel referees.
3) A tendency to react to any impact with opposing players by writhing around like Desdemona on her deathbed in the final act of Verdi's Otello.
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Agence France-Presse/Getty Images

Referee Wolfgang Stark showing a yellow card during the match.
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.This crescendo of complaining, which dominated headlines across Europe last week after Barca's 2-0 win over Madrid, seems to be part of a calculated campaign to get better calls—or to speed the process of getting opposing players tossed. Some observers say it has conveniently come at a time when Barca's potent offense has slowed a bit and the team has become increasingly dependent on scoring from free kicks and set plays.
But what's really surprising about this burst of histrionics is how well it seems to be working. Through 11 games in the Champions League this season, Barcelona has committed 127 fouls, or 11.6 a game, while its opponents have been called for a tournament-high 165 fouls, or 15 a game. In other words, Barcelona's opponents are called for nearly four additional fouls per game, a disparity matched only by two other teams among the 32 in this year's tournament.
Barcelona has also received just 12 bookings and one red card, compared with 27 bookings and three red cards for Real Madrid. Fellow semifinalist Manchester United, which also holds a 2-0 lead heading into the home leg of its match with the German club Schalke, has received fewer yellow cards than Barca. But Man U has been whistled for 145 fouls, which is significantly more than the 122 for its opponents. Madrid hasn't fared much better: its players receive a card for roughly 21% of its fouls (compared with 16% for Barca).
Last week's victory over Real Madrid was one of the most intensely officiated matches of the Champions League season. In a typical match of this kind this season, there would be about 29 fouls. This match pushed the total to a whopping 46. The total included five yellow cards and two reds—a tally that doesn't include the ejection of Madrid coach Jose Mourinho.
The turning point came 61 minutes into the game, when official Wolfgang Stark tossed Madrid's defensive midfielder Pepe for what was deemed a hard foul on Barca's Daniel Alves. As Alves writhed in pain on the ground, video replay showed Pepe barely touched him—but that didn't stop Barca's players from swarming Stark to demand that he send off Pepe, who is now suspended for the second leg of the semifinal in Barcelona.
After the game, Madrid coach Mourinho said UEFA, the organization that oversees European soccer, aided Barca's win. The team asked UEFA to sanction Alves and two other Barca players for faking injuries. (On Monday, UEFA cleared the Barca players and upheld Mourinho's and Pepe's suspension.)
It's hardly novel to point out that flopping, diving and pressuring officials have long been an integral part of the culture of the world's favorite sport. Besides, the rhythmic passing of Barca's dizzying attack encourages opponents to use every possible strategy, including physical play, to disrupt Barca's seemingly effortless flow.
But Barca may be the first team to employ this strategy so effectively that it could win a European club championship. "It's this attitude of 'We're the best in the world, so how dare you take us on,' " said Giorgio Chinaglia, the former Italian star whose country for years set the standard for on-field theatrics. "Alves is the one who should have been sent off. You're a professional soccer player. What are you doing going down like that?"
Harry Redknapp, the coach of Tottenham Hotspur, the London club that made it to the quarterfinal, said Barcelona's theatrics and its habit of mobbing the referee with a posse of players waving imaginary cards and exaggerating the impact of tackles, has grown tiresome. "Every time a decision was made, there were 10 players around the referee trying to get someone sent off," Redknapp said of last week's match against Madrid. "It's not the way you play football."
A spokesman for Barcelona did not respond to a requests for comment Monday. After last week's Madrid match, Barca defender Gerard Pique said his team deserved to win. "We were the only team that wants to play football." UEFA is considering a rule that would prohibit any player from coming within five yards of an official.
Barca is hardly the first side to try to employ its acting skills for an advantage. Some say the Italians invented diving, and they certainly turned the practice into a fine art in the 1960s and '70s. But the biggest conmen in modern times may be the West Germany team at the 1990 World Cup, when Jürgen Klinsmann and Rudi Völler took the art of tumbling to new lows.
In seven games at the tournament, Germany's opponents received 17 yellow cards and four red cards—including two in the final, when Argentina was reduced to nine men. The only goal in that game came in the 85th minute when Edgardo Codesal, the Mexican referee, awarded a penalty when Völler went down in the area; Andreas Brehme, who later said there was no foul, scored from the spot to win the tournament.
To win the Champions League title, Barcelona may need to do them one better. In the team's first 25 league games this season, Barcelona scored 76 goals, with all but five coming from open play. But since the start of March, Barcelona has scored just 11 goals in eight La Liga matches, with 45% of those coming from set pieces. Also, eight of the team's 18 Champions League goals this season have come from set-pieces, including six goals from corners—most in the tournament this season.
Write to Jonathan Clegg at jonathan.clegg@wsj.com and Matthew Futterman at matthew.futterman@wsj.com
El artículo en cuestión, entre los más vistos del Wall Street Journal
http://online.wsj.com/public/page/most_popular_europe.html?mod=WSJ_topnav_europe_europe

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