*Va por vds la traducción de crónicas de todo el mundo Francés Inglés Alemán Ruso a Español*

30/11/10

Por su parte, el inglés THE GUARDIAN, con la crónica de SID LOWE

Barcelona "el equipo del orgasmo" ganó otro clásico de época


No solo vapulearon al Madrid 5-0, no solo derrotaron a Mourinho y a su equipo de 292 millones de euros. Fue que lo hicieron a placer además.

Eric Abidal levantó la mano. Gerard Piqué levantó la suya. Y la muchedumbre que abrazaba a Jeffren Suárez levantaron las suyas. Víctor Valdés levantó su mano, con el brillo de látex a la luz. Enseguida todo el Camp Nou levantó las suyas.

Lo mismo hicieron los aficionados que se reunieron en Las Ramblas -con la palma abierta y extendiendo los dedos como si quisieran ver crecer las uñas. No lejos de allí, aparecía una mano en la primera página del Sport. En la contraportada, el dibujante tomó la solución más fácil: "He decidido escanear mi mano." Y lo publicó.

El último gol de Jeffren puso poca diferencia, pero al mismo tiempo, subrayó toda la diferencia. Porque para entonces el Madrid ya estaba siendo humillado.

José Mourinho, ya estaba sufriendo su peor derrota como entrenador, sientiéndose "impotente" y casi sin moverse mientras los aficionados cantaban: "sal de la cueva, José, sal de la cueva."
El resultado indicaba entonces 4-0 y en tiempo añadido y, Henok Goitom del Alemería, que recibió un 8-0 la semana pasada lo había dejado dicho: "sé cómo te sientes, solo quieres que eso termine cuanto antes."

Pero el partido no había acabado aún, no todavía. Tenía que llegar el quinto gol y cuando lo marcaron, entonces importó. Aquello ya era pasar de "un baño" a "una manita." Un gol para cada dedo. La más perfecta de las derrotas.

Especialmente para el Barcelona. Porque las manitas son importantes en España -incluso el Rácing de Santander tienen una camiseta con su manita- y en Barcelona hay algo incluso más emblemático que aquello.

Si Abidal no sabía exactamente lo que significaba, Piqué, hijo de un antiguo directivo del Barsa y "soci" de nacimiento, sí que lo sabe.


La pasada semana, después de la victoria en Almería, Cristiano Ronaldo se encogió de hombros diciendo: "veremos si son capaces de marcar ocho el próximo lunes." Lo podían haber conseguido, y ocho habría sido grande, pero de algún modo los cindo, aunque menos, se siente como más ajustado hoy.

Cuando el Mundo Deportivo tituló Super Manita todo el mundo en Cataluña sabía qué estaban midiendo los cindo dedos. Era la quinta vez que el Barcelona derrota al Real Madrid 5-0. Además de 1934-35 y 1944-1945.

Dos persisten en la memoria: la del equipo liderado por Johann Cruyff en 1973 como jugador y la del "Dream Team" en 1994-95 con Cruyff como entrenador. Nadie podía dejar de recordar esto ayer sin recordar a Cruyff. O a Romario. Pero por si acaso, los programas de televisión tiraron de archivo. Anoche, aquellas dos victorias que definieron una época se convirtieron en tres.

Parece como si existiera una lista de comprobación a la que el Barcelona de hoy tiene que comprobar para emular a sus predecesores, para demostrar su valía. El paralelismo no estaba perdido para nadie.

Pep Guardiola se presentó en la sala de prensa y dedicó la victoria a Charly Rexach y Johann Cruyff, "los que empezaron a jugar así; quedarnos a medias para nosotros no es negociable." Xavi habla de este equipo del Barcelona como "los hijos del sistema" -en el caso de Sergio Busquets, es literal.

No sólo el Barcelona derrotó al Madrid anoche, o incluso los macharon. No solo fue que derrotaron a Mourinho -aunque les encantó- y un equipo de 11 valorado en 292 millones de euros. No solo han batido a un equipo hasta entonces imbatido.

Ni siquiera se trataba de que Guardiola completase su manita personal -hasta ahora ha ganado sus cinco clásicos como entrenador con un marcador total digno de aplauso: 17-2. No solo era eso, sino que además lo hicieron a su modo.

Un modo que es muy arriesgado para cualquier otro equipo. Busquets arriesgó un balón a pesar de estar bajo presión y ser el último hombre. Si puso el corazón en un puño a la gente; él siguió tranquilo.

Si Xavi se encuentra en dificultades, él mismo invariablemente sale de las mismas. Incluso Víctor Valdés, sujeto a la gran obsesión de Cruyff, también jugaba el balón en corto.

El segundo gol llegó después de 20 paes y un minuto de posesión ininterrumpida con una banda sonora de olés. Si el Barcelona marcó un gol por cada uno de sus cinco primeros tiros a puerta -la vaselina de Messi no cuenta puesto que dio en el poste, no iba adentro- es poque nunca tiraron hasta que meter el balón en la red solo era un pase más.

Barcelona apalizó al Madrid. Y estos no son unos "mataos." Apalizar no es exactamente la palabra. El Barcelona los fue matando lentamente, con precisión, no por la fuerza.

Como escribió Ramón Besa en El País: "los goles caían en el Camp Nou como las hojas de otoño, de forma serena y hemosa." Era el control lo que causaba asombro, el temblor que sintió el Madrid.

"Lo peor no es perder, lo peor es no tener ni idea de lo que está pasando" sollozaba el loco madridista del AS Tomás Roncero.
El Barcelona completó 636 pases, el Madrid, 279. "Podían haber jugado con dos balones" escribió Roberto Palomar "y el Barcelona habría controlado los dos."

Xavi, el mejor centrocampista en la historia de España y el hombre que dirigió el clásico del año pasado completó 114 de 117 pases. Era la sexta vez que pasaba de 100.

Xabi Alonso -el único jugador que lo ha conseguido en una ocasión- completó menos de la mitad.

Busquets e Iniesta movieron el balón con ritmo y precisión, por lo general con un solo toque. Y luego estaba Leo Messi. Por primera vez en diez partidos no marcó. O realizó una de sus enfiladas.

Pero dio dos asistencias perfectas y dejó al desnudo la falacia de que Ronaldo es "más completo" como jugador, por hacer lo que por lo general pierde entre goles y regates: controlar el partido. Otra vez.

Incluso el clínicamente obseso Marca, mientras aireaba de nuevo al árbitro, admitía que el Barcelona había sido "too MOUch para el Real Madrid."

Roberto Gómez lo describió como "intolerable" la "cosa más ridícula de este siglo" -y no estaba escribiendo de uno de sus "artículos". Estaba hablando del Real Madrid. Pero no era solo del Madrid; era de que Barcelona había presentado lo que Segurola llama "una sinfonía" -uno de los desplieuges más extraordinarios que se puede recordar. As declaraba al Barcelona "todavía muy por delante del Madrid." Dentro, Santi Giménez -quien probablemente buscará ayuda médica- estaba teniendo "un orgasmo azul y rojo".

Sugerido por la observación de Xavi de que ganar al Madrid era como un sentir un suspiro carnal, tanto Sport como El Mundo Deportivo, siguieron la línea, y saltaron del Dream Team al Wet Dream Team. El Barcelona, declararon, es el "Orgasm Team".

Todavía hay una pregunta en el aire: ¿Qué Barsa es el mejor equipo de la historia? Anoche, la plantilla actual levantó su mano.

TRADUCTOR jav.valdezate

No hay comentarios:

Publicar un comentario