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22/11/10

Lillo, fundido

En vísperas del clásico Barcelona - Real los dos equipos actúan del mismo modo que los boxeadores, los cuales en calidad de preparación para su gran combate vapulean sin piedad a sus "sparrings".

El Barcelona, en sus seis últimos partidos consiguió seis victorias y 23 goles; más aún, el Madrid ha conseguido siete victorias consecutivas clavando 27 goles.

Con los últimos compañeros-sparring los grandes se mostraron especialmente severos, aunque la calidad de los compañeros de pelea aparecía como especialmente combativa.

El Almería, por ejemplo, en sus últimos 11 partidos, solamente recibió 10 goles, era el tercer equipo con menos goles recibidos en el campeonato, después de Barcelona y Real.

Lo msimo con los futbolistas del Athletic, cuyo único deseo es empezar cuanto antes a medirse con el Madrid y emplearse en la batalla al ciento por ciento.

Los equipos de Josep Guardiola y Jose Mourinho, empero, son tan potentes, que a sus contrincantes solo les queda tiempo para compadecerse.

Daba pena dirigir la vista a la portería del Almería después de la tormenta de goles del Barsa. Se veía a alguien a punto de llorar del choc y de la impotencia.

Veíamos un notable guardameta, que ha parado la mitad de los penaltis que le han lanzado y que no podía resistir semejante castigo. En su lugar parecía que hubiera otro portero completamente diferente.

Incluso más extraño parecía el estado de ánimo del entrenador del Almería Juan Manuel Lillo, al que Pep Guardiola llama su alumno. En el minuto 67, Lillo, que para entonces se encontraba en algún lugar del infierno del fútbol debido al castigo, comenzó a gritar al juez de línea, para dirigir su atención sobre un fuera de juego, mientras, para entonces, en el marcador el resultado era 0-7...

Habiendo encajado dos goles en tres minutos, el Almería parecía "tocado".

Los andaluces ya no jugaban como equipo, con lo que el Barcelona añadió humillación y ultraje.
Pronto empezó Guardiola a mostrar alegría por los goles y en el descanso sustituyó a Xavi e Iniesta. Parecía que Pep quería acabar con la farsa, aunque solo fuera por indulgencia hacia Lillo.

No se interrumpía el ansia de castigo aunque el árbirtro Rubiños Pérez, incluso, no solo no añadía tiempo de prolongación, sino que cortaba tanto la primera como la segunda parte antes del minuto 45 ¡Y Lillo ni siquiera hizo caso del detalle!

Lillo sabía que nada más terminar el partido se vería fatalmente despedido. Y no tanto como consecuencia de la derrota del 8-0, como por los resultados desde el inicio del campeonato, que dejaban al Almería en zona de descenso.

Guardiola había cerrado sus cambios en el minuto 56. Si Víctor Valdés y Carlos Puyol hubiera decidido dejar el campo en el minuto 57 para tomar una caña, no hubiera cambiado el resultado del partido.

El Almería seguía impotente. En cambio, los catalanes, empezaron la segunda parte a todo gas, y de igual modo comenzaron a atacar la portería de los andaluces con producción de ocasiones claras de gol de manera regular.

También marcó Krkich, cuyo bagaje de goles era cero desde el inicio del campeonato hasta su visita al campo alemeriense. Eran tan hospitalarios, que Bojan marcó su segundo gol a pase de Messi, una vez más.

El mismo Leo marcó tres. Iniesta y Pedro con su propia marca consiguieron atravesar la portería de Diego Alvés una vez cada uno; incluso un gol en propia puerta encajó el defensor peruano del Almería, Acasiete.

Especialmente hermoso fue el gol de Pedro. Lo marcó de un toque después de un pase de 60 metros que le envió Fontás, central de 21 años, que jugó los 90 minutos como pareja de Puyol. Piqué se quedó sin jugar debido a la cuarta tarjeta amarila, porque la quinta significaba perderse el clásico. El riesgo era injustificable.

El resultado del partido debutante de Fontás -sin tener encuenta su entrada simbólica en los últimos cinco mintuos en septiembre de 2009 frente al Sporting- fue la mayor victoria por goles en la historia del equipo catalán en Liga. Los catalanes repitieron idéntico resultado 0-8 frente a Las Palmas en 1959.

La última vez que el Barsa marcó 8 goles fue en 2003 en un partido de la UEFA en el Camp Nou contra un equipo eslovaco, el  Matador Púchov.

Vale la pena destacar el mejor arranque en Liga del Barcelona con victorias en los seis partidos jugados fuera de Cataluña, con 21 goles a favor y 3 en contra.

La redacción del periódico "Bandera del Konsomol" que concedía en los campeonatos de la URSS el premio al visitante más agresivo, estaría hoy entusiasmada.

Por otro lado, el único equipo, que además ha ganado los seis partidos fuera de casa en la Liga ha sido el Real Madrid en la temporada 1991-1992.

Continuará con el análisis del Real Madrid.

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